Vistas de página en total

viernes, 29 de abril de 2011

ANNE GEDDES



En el paso del tiempo nos hemos  acostumbrado a la presencia de la mujer más como modelo que como mano ejecutora de la fotografía. No obstante, sin condenar el perfil masculino exclusivamente a las tendencias más osadas de las artes visuales, como el fotoperiodismo por ejemplo, bien cabría la pregunta de si realmente existe una visión femenina y una masculina en el campo de la imagen, sin negar también que ellas son capaces de incursionar en los distintos terrenos  de la fotografía de cara a los tiempos que transcurren. Independientemente de las discusiones académicas planteadas en torno a las diferencias orgánicas (cerebro masculino-femenino), indudablemente podemos colocar sobre la mesa planteamientos de índole estrictamente cultural que nos llevan a aceptar una sensibilidad  femenina particular vinculada a temas como la infancia, la gestación, la maternidad, en fin, aquellos en los cuales la naturaleza ha colocado a la mujer como protagonista determinante razón por la que ha podido desarrollado una forma de percibir los sentimientos y los vínculos emocionales de forma especial, como si se tratase de su reino particular.
Cuando hablamos de emociones, sentimientos, vínculos afectivos, creación, naturaleza y fotografía, viene a mi mente una fotógrafa en particular y no es otra que ANNE GEDDES, cuyo trabajo es conocido en el mundo, contando con traducciones hasta en veinticuatro idiomas de los libros que ha producido con sus geniales obras. Pero más allá del éxito desde el punto de vista empresarial, debemos observar el talento en el acierto de su visión y sensibilidad captando sublimes expresiones de personitas que no atienden las directrices del set fotográfico. Ella ha logrado con  excelencia la utilización de los elementos de la naturaleza y los tiempos de esta, las estaciones, las edades, el comienzo, la creación y su integración con lo natural, para apoderarse de todo un estilo único e irrepetible. Es difícil no reconocer cuando una imagen fue creada por Anne. Actualmente sus fotos son como una especie de idioma universal.
En la red pueden encontrar infinidad de información sobre su vida, origen y desarrollo. Que es Australiana, que ama la fotografía desde la infancia y un poco cómo ha sido su desarrollo admirable por demás en este campo, pero me gustaría enfocar esta nota en un aspecto que considero importante para reflexionar con mis compañeros de estudio y es que observemos que el trabajo de Anne parte de una palabra: “Sencillez”. Analicemos sus imágenes y pensemos en cuantos elementos intervienen en ellas. Los resultados se traducen en extraordinarias visiones que a veces nos llevan mas allá del plano real, pero si detallamos sus elementos nos damos cuenta que no necesita grandes o costosos objetos, ni tan siquiera extraordinarios vestuarios, ni a veces productos creados por la mano del hombre. Es impecable la forma como extrae de tan pocos factores resultados tan fascinantes. Claro está, esos pocos elementos son nada mas y nada menos que la vida, la creación, la naturaleza y en su fórmula mágica ella cocina la receta perfecta con algo de hechicería y sentimiento femenino, diría yo. 
Así pues, cuando se enmaraña nuestra mente fotográfica y nos sentimos desalentados porque creemos algo así como que "la musa se fue de vacaciones", pensemos en una palabra, vayamos al origen de todo: “sencillez”. Partir de lo esencial para lograr lo monumental.
Aquí les dejo unas extraordinarias imágenes de la genial Anne Geddes.





















jueves, 21 de abril de 2011

Meditando nuestro "shoot"... (Dedicado a mis compañeros del Diplomado de la Asociación Venezolana de la Fotografía (Avecofa)

Cuando estamos iniciándonos en el mundo de la fotografía y comenzamos a familiarizarnos con nuestros equipos, en ocasiones las ventajas que nos ofrece la fotografía digital, tomando en cuenta que podemos hacer un número ilimitado de disparos sin pensar en tener que revelar todas nuestras fotografías, condiciona de cierta forma nuestro proceder en cuanto a una falta de concentración mayor en los pasos que seguimos para controlar y obtener un resultado determinado. En otras palabras, disparamos múltiples tomas tal vez con pocas variaciones apoyados en el consuelo de que alguna de estas será satisfactoria y que nuestros costos no se incrementarán por ello. 

Sin embargo, olvidamos que en ese proceder nos estamos habituando a realizar fotografías menos pensadas, por llamarlas de alguna forma, que cuando tenemos el compromiso de procurar que una sola toma sea la mejor.  También el uso de programas (photoshop, ligthroom, etc o la posibilidad del disparo en RAW), dan cierta libertad en cuanto a los posibles errores o aberraciones que puedan presentar nuestras tomas.  De manera que, contando con tantos recursos técnicos, no es difícil que nuestra mente se habitúe a un cierto nivel de comodidad y ello no sería cuestionable si tuviésemos una sólida voluntad de apoyarnos en estos recursos como complementarios de nuestro trabajo inicial (la toma ejecutada bajo el entendimiento y buen manejo de los elementos esenciales) tales como el manejo de la luz, la exposición, el ISO, la profundidad de campo, la apertura del diafragma, la velocidad de obturación y también el encuadre, el balance de blancos y otros elementos que actualmente nos ofrece la tecnología digital.

También es importante explorar  sin limitaciones. Explorar sobre los temas, las áreas de nuestro interés y  enfocar nuestras prácticas hacia ellos.  Hay quienes se fijan una meta, puede ser pequeña o ambiciosa, pero por ejemplo, tomar una fotografía al mes o a la semana, y hacer de ello un compromiso, un reto dentro de un tiempo determinado, seis meses, un año. Esto puede resultar en un ejercicio interesante si se hace con ánimo de mejorar o perfeccionar los conocimientos que vayamos adquiriendo. Esta pequeña actividad puede ayudarnos a visualizar nuestros avances en el transcurso del tiempo a la par de comprometernos con nosotros mismos en nuestra superación profesional, ya que a fin de cuentas estoy convencida de que en el ámbito profesional uno debe mantener una constante y permanente competencia sí, pero consigo mismo, por ser cada día, cada mes y cada año mejor. Superarse a sí mismo y no mirar hacia los lados.

Así pues, el fotógrafo que se inicia en esta hermosa senda, debe estar atento a la importancia de absorber los conocimientos básicos de la fotografía e irlos profundizando, utilizando de manera inteligente las facilidades que ofrece la tecnología digital. Caso contrario, la asimilación de los conocimientos necesarios será mucho más lenta y obviamente no tendrá control sobre  la calidad de las imágenes.

Otro aspecto a tomar en cuenta, salvo que en una imagen estemos trabajando  aspectos de la edición con fines artísticos determinados y no para corrección, es que el tiempo que consideramos ahorrado en la rapidez con que hacemos las tomas cuando se realizan de forma poco meditada, es el equivalente inverso del tiempo que emplearemos en la selección y posterior corrección de ellas, por tanto, también en este sentido vale la pena un esfuerzo inicial y que de seguro nos resultará más enriquecedor.

Como puesta en práctica podemos ensayar una idea a la hora de hacer nuestras próximas tomas y es pensar que tenemos que revelar todas estas capturas. De esta forma instintivamente terminaremos concentrándonos un poco más en el control de los distintos factores que debemos dominar para obtener un resultado óptimo.

Por último, es importante cultivar grandes dosis de paciencia. A veces podemos caer en el error de pensar en la fotografía como un oficio o un hobby  que se ejecuta rápido.  Muy por el contrario, debemos ejercitar el momento de la fotografía como un paréntesis, en el cual todos nuestros sentidos deben estar concentrados. Puede ser que en ocasiones nuestros objetivos fluyan de manera dinámica y que en otras ocasiones no ocurra del mismo modo. A veces, todo es esperar. Esperar…. La mejor luz, el mejor movimiento, la expresión capturada que nace y muere allí en tan solo un instante… en fin. La paciencia va de la mano de la fotografía y ello es algo que debemos internalizar.



Escrito con mucho cariño para mis compañeros del Diplomado de la Asociación Venezolana de la Fotografía a la cual tengo el orgullo de pertenecer.

Carina Rodríguez.

martes, 12 de abril de 2011

Dan Estabrook. Rescatando las técnicas del siglo XIX...

       


  Para hablar de las creaciones de Dan Estabrook, necesariamente debemos pasearnos por la noción de procesos fotográficos alternativos, (la fototipia, el huecograbado, la calcografía, el calotipo, el heliograbado y el fotograbado), todos ellos fantásticas opciones de vieja data para lograr la representación fidedigna  de la imagen fotográfica.

         La creatividad del fotógrafo contemporáneo tiende a concentrarse más en el manejo de la cámara y la producción de la imagen que se captura en ésta, que en la experimentación de las texturas y materiales (procesos de creación de la imagen) capaces de formar imágenes.  

         Según estas consideraciones, toma importancia el trabajo desarrollado por Estabrook retomando aquellas herramientas creativas de la imagen que van más allá de la toma en sí y que recrean un mundo surrealista cuya estética supera en ocasiones modernos resultados de las noveles tecnologías fotográficas.

         Estas técnicas antiguas abren un verdadero abanico de posibilidades innovadoras para el fotógrafo del siglo XXI, no obstante, tomando en cuenta factores como la incertidumbre del resultado, el tiempo de espera del mismo y la complejidad manual de estos procesos debemos comprender que estamos en presencia de una verdadera obra de arte con sello propio, que va mas allá de los avances tecnológicos.



Dan Estabrook nació en Boston en 1969.  Descubrió la fotografía a través de las revistas underground del Punk y la cultura skate de la década de los 80's. Como estudiante de pregrado en Harvard, trabajó con el fotógrafo Christopher James, de quien aprendió los procesos fotográficos alternativos, así como maneras de combinar sus diversos intereses artísticos.

Las creaciones de Dan Estabrook están exclusivamente trabajadas con los procesos fotográficos del siglo XIX.  El ferrotipo, el calotipo, los papeles salados o a la albúmina, son sus métodos o técnicas de revelado empleadas.

“…El calotipo es un método fotográfico, creado por William Fox Talbot, basado en un papel sensibilizado con nitrato de plata y ácido gálico que tras ser expuesto a la luz era posteriormente revelado con ambas sustancias químicas y fijado con hiposulfito sódico.1 Este procedimiento resulta ser muy cercano al de la fotografía de hoy en día, ya que producía una imagen en negativo que podía ser posteriormente positivada tantas veces como se deseara. Para ello se baña el papel negativo en cera derretida para que se vuelva transparente y así, tras someterlo a un foco de luz o por contacto sobre otro papel idéntico, se obtiene una imagen en positivo.
Aunque se utilizaba al menos desde 1835 y Talbot ya presentó   una   comunicación  en  1839,  el  procedimiento  fue
1.-  Castellanos, P. (1999). Diccionario histórico de la fotografía. Madrid: Ediciones Itsmo. pp. 48. 

patentado en el año 1841 en Inglaterra lo cual limitó sensiblemente su internacionalización, a diferencia de otros procedimientos.2

También conocido con el nombre de «Talbotipo» o «impresión al papel salado» (Salt print en inglés),3 fue el proceso fotográfico más utilizado entre los que empleaban papel antes del descubrimiento de la impresión a la albúmina y se estuvo utilizando aproximadamente hasta 1860….”

“…El Ferrotipo es un fotografía hecha por la creación de un positivo directo sobre una hoja de metal, generalmente de hierro o de acero que es ennegrecido por la pintura, lacado o esmaltado y es usado como un soporte para una emulsión fotográfica de colodión.
Los fotógrafos habitualmente trabajaban fuera en ferias, carnavales etc, y como el apoyo del ferrotipo (sin usar el estaño actual) es resistente y no necesita secado, se pueden producir fotografías instantáneas en pocos minutos después de tomarla…” 4


2.- Castellanos, P. (1999). Diccionario histórico de la fotografía. Madrid: Ediciones Itsmo. pp. 483.-↑
3.- Sougez, M.L.; Pérez Gallardo, H.. Diccionario de historia de la fotografía. Madrid: Ediciones Cátedra. pp. 89. 

Las imágenes de Estabrook contienen emociones (pasión, miedo, obsesión, amor, sexo, enfermedad y  muerte,  la duda y la angustia…), están marcadas por la intemporalidad y el surrealismo, con mensajes directos y cargadas de una evidente autenticidad poética. Muestran cuerpos humanos o partes de estos que expresan una emoción o un sentimiento. Se enfoca en las manos para dar a conocer su lenguaje ambiguo en relación con el cuerpo que las posee. También centra algunas de sus series en objetos como pañuelos, sudarios, vestidos, vendas. Exprime del objeto central de sus obras toda la magia y las emociones que éste es capaz de revelar.

“…Estabrook establece entre lo fotografiado y el resultado del proceso fotográfico, instando a romper los límites entre el referente original y la imagen final. Es por eso que puede afirmar que sus fotografías tienen “piel de papel, de metal, o de cristal”... 5

Sobre sus procesos creadores ha dicho Stabrook:
"Sólo hace cien años, la ciencia aún podía reclamar la quiromancia, la frenología, la fisonomía y entre sus disciplinas, y aún hoy en día tendemos a creer que la escritura en el cuerpo son las claves para descifrar el lenguaje secreto de la vida cotidiana. Existe también la ciencia, en la fotografía - la mezcla de sal y plata para representar los detalles de otro modo invisible del mundo natural. Por procesos físicos y químicos, incluso es posible destilar el aliento, el tiempo de captura, y dar una vida material a lo inmaterial.


         Esta es la alquimia que me mueve. Yo emulo las técnicas de impresión del siglo XIX, y quiero hacer visibles los materiales, qué sean sólo -física- de las fotografías que hago, yo intento tener fotografías aparentemente anónimas, pero en realidad son objetos altamente personales.

En estas imágenes repetidas de alguna forma única, reaparecen los textos, un conjunto de flores, los patrones del polvo y la decadencia qué son casi legibles en mis fotos, inscritos en la piel del papel, el estaño y el vidrio."

            Dan Estabrook, 1998.